Hidalgo
El Estado de Hidalgo ha presenciado un gran desarrollo que lo ha posicionado como una de las regiones de mayor crecimiento del centro de la República Mexicana; con cerca de 2.9 millones de habitantes, ha logrado incluirse dentro las vibraciones globales que presenta el mundo actual, pero sin dejar de lado su esencia cultural que lo distingue claramente de otras regiones del país.
Constituido como Entidad Federativa desde el 16 de enero de 1869 por el gobierno del entonces Presidente de la República, Lic. Benito Juárez García, el Estado Libre y Soberano de Hidalgo cuenta con una rica historia de tradición y cultura que alberga en un mismo crisol las costumbres de las culturas Otomí, Tepehua, Nahua y principalmente la gloriosa cultura Tolteca; así como también las usanzas del sincretismo cultural que floreció en la Nueva España tras la conquista hispánica del siglo XVI que tuvo efectos en el México antiguo. Ubicado en la región este del centro de nuestro país y con una cercanía envidiable de no más de 90 km con la Ciudad de México, Hidalgo es un estado mágico dividido en diez regiones geográficas: el Valle del Mezquital, la Huasteca, Sierra Gorda, Sierra Baja, Sierra Alta, Comarca Minera, Sierra de Tenango, Cuenca de México, Valle de Tulancingo y Altiplanicie Pulquera. Si bien todas las regiones geográficas son de gran importancia para el desarrollo de la entidad, tal vez la más representativa de ellas sea la Comarca Minera, puesto que, con una tradición industrial de extracción de metales que data de 1552, esta región logró posicionar a lo largo de 500 años de historia al distrito minero de Pachuca – Real del Monte, y por ello al estado de Hidalgo, como uno de los productores de oro y plata más importantes del mundo con cerca del 6% de la producción global de dichos metales. Esta región fue integrada a la Re Global de Geoparques de la UNESCO el día 05 de mayo de 2017 bajo la denominación: “Geoparque Comarca Minera”.
Previo a la conquista española, el hoy territorio del estado de Hidalgo vio florecer entre sus tierras a la cultura Tolteca, una importante civilización del periodo precolombino que dominó el altiplano mexicano entre los siglos XII y XIII D.C., hoy en día aún pueden apreciarse vestigios de esta impresionante cultura en donde destaca el Palacio Quemado y la Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli que remata su esplendor con las esculturas monolíticas que representan al dios Quetzalcóatl, conocidas tradicionalmente como: los Atlantes de Tula. Otras regiones que también prosperaron durante el periodo prehispánico fueron: Tepeapulco, Huichapan, Actopan y Tulancingo.
Durante la tercera década del siglo XVI, con la llegada a este territorio de los primeros evangelizadores provenientes de la península ibérica y el comienzo de la construcción de las primeras ciudades virreinales entre los años 1539 y 1550, el territorio comenzó a desarrollarse bajo el mando de las ordenes eclesiásticas de los Agustinos y los Franciscanos; siendo estos quienes nos heredaron grandes obras maestras de la
arquitectura religiosa colonial como son: el Templo y exconvento de los Santos Reyes construido en Metztitlán (1540–1460), el exconvento de San Andrés Apóstol en Epazoyucan (1540–1541), el Templo y exconvento de San Agustín en Atotonilco el Grande (1542–1562) y el exconvento de San Nicolás Tolentino en Actopan (1550-1573); entre muchos tantos más edificios religiosos de alto valor histórico y arquitectónico que
inundan de magia el territorio hidalguense.
Durante el desarrollo del periodo virreinal y hasta bien entrado el siglo XIX, el territorio del actual estado de Hidalgo progresó gradualmente gracias a dos actividades comerciales que a lo largo de los años han dado identidad a la cultura mexicana, como son la industria minera y pulquera. De la primera podemos destacar la época del I Conde de Regla Pedro Romero de Terreros asentado en la región del Primer Pueblo Mágico de México, Huasca de Ocampo, quien entre sus legados patrimoniales dejó las memorables haciendas de Santa María Regla, San Miguel Regla y San Antonio Regla; edificios de la época minera que hoy albergan lujosos hoteles boutiques de categoría internacional, mismos que conviven entre su entorno natural con una de las seleccionadas trece maravillas de México durante la campaña internacional del Consejo de Promoción Turística (CPTM) en el año 2007: los Prismas Bálticos, columnas de hasta 40 m de altura formadas en el periodo pleistoceno, hace más de 2.5 millones de años. Estas formaciones basálticas dieron la vuelta al mundo cuando el explorador Alexander Freiherr von Humboldt ilustró su libro “Vista de la Cordillera y monumentos de los pueblos indígenas” en 1884. De la industria pulquera, una de las riquezas culturales de Hidalgo durante varios siglos, podemos destacar los denominados “Castillos de Latinoamérica”, grandes fincas de explotación pulquera dentro de las que podemos destacar: Santiago Chimalpa en Apan, Santa María Tecajete en Epazoyucan, San Antonio Tochatlaco en Zempoala; solo por mencionar algunas. Todos estos sitios que albergan historia, cultura y tradición, hoy en día son escenarios perfectos de la campaña “Hidalgo: Cásate Conmigo”, lanzada en el año 2018 en el Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México.
Para el siglo XX y el ya avanzado siglo XXI, el Estado de Hidalgo ha presenciado un gran desarrollo que lo ha posicionado como una de las regiones de mayor crecimiento del centro de la República Mexicana; con cerca de 2.9 millones de habitantes, ha logrado incluirse dentro las vibraciones globales que presenta el mundo actual, pero sin dejar de lado su esencia cultural que lo distingue claramente de otras regiones del país.
Dentro de estas inclusiones globales destaca la integración del arte y la cultura como uno de los principales ejes de desarrollo social; es por ello que en el año 2005 se inauguró el parque cultural “David Ben Gurión”, que alberga entre sus atractivos la losa pictórica más grande del mundo, obra diseñada por el artista plástico hidalguense Byron Gálvez denominada “Homenaje a la Mujer del Mundo”, con una superficie de 3,200 m 2 constituida por más de siete millones de mosaicos de doce tamaños diferentes y distintos colores; el Salón de la Fama y Centro Interactivo de Mundo Futbol único en el mundo inaugurado el 09 de julio de 2011. Este complejo también cuenta con el Auditorio Gota de Plata, recinto arquitectónico con capacidad para 2000 espectadores destinado a presenciar eventos de: danza, música, cine, opera, etc.; mismo que fue ganador del Premio Bienal de Arquitectura Mexicana en el año 2006.


El Congreso del Estado de Hidalgo declaró a la Gastronomía Hidalguense como Patrimonio
Cultural del Estado mediante decreto no. 215 de fecha 16 de noviembre de 2009; esto por
considerar que la gastronomía de Hidalgo es una de las más ricas del país, pues las
diferencias en tipos de terreno y climas, al igual que las variadas culturas que florecieron en
Hidalgo, han traído como resultado una cocina única por su riqueza en tradición y lo exótico
de sus platillos.
Por esta razón y con la finalidad de promover la riqueza gastronómica, el Gobierno del
estado de Hidalgo a través de la Secretaría de Turismo, creó el Distintivo “Pueblos con
Sabor”, mismo que contribuye a promover el turismo gastronómico, así como la apreciación
de productos locales y regionales creando una conexión entre el visitante y la cadena de
producción alimenticia, lo que genera la atracción de turismo con base en la gastronomía.
A todo esto, ¿Ya probaste Hidalgo?, pero el de sus tradiciones enclavadas en su cocina,
como la huasteca, en donde te reciben con enchiladas y cecina o bocoles, celebran con
zacahuil y aguardiente de morita o de jobo y no se diga en Xantolo, que regresa a los
muertos con su chocolate de metate o a probar el delicioso tapataxtle junto a los pemoles de
la abuela en el altar, esto sin mencionar sus tamales de hoja que ya de por si llevan en su
nombre la celebración de ¨todos los santos¨ o “fieles difuntos”.
Bajando hacia la Sierra la cosa se va poniendo buena, un adobito con piltamales te espera o
hasta una mojarra en hoja de papatla esperando a que llegue la hora de las comparsas de
carnaval; pero siempre inicia la mañana con un café y un pan que para eso Canalí o
Tianguistengo tienen su lugar; y ya cerca en San Agustín Metzquititlán, un jamoncillo o
palanqueta puedes comprar, ahí seguro una señora se acerca para ofrecerte de su canasta
un tamal y es momento de probar el de xala que es la especialidad desde Zacualtipán hasta
Metztitlán.
Detente en Atotonilco porque su mole de guajolote tiene su festival, pero hay quien prefieren
su requintada para curar algún mal o los niños solo su cocol de anís para llevar, esta parada
solo es para pensar si continuas a Omitlán para conocer el cahuiche, o te vas a Huasca para
probar una trucha empapelada en alguna granja cerca de la hacienda de San Miguel o
Santa María Regla o una quesadilla de huitlacoche antes de ver la majestuosidad de los
Prismas Basálticos o la Peña del Aire.
Si te sigues a Real del Monte la historia minera de este Pueblo Mágico se empieza a
escuchar, que si el guangoche del minero llevaba enchiladas de esas caldosas que te quitan
el frio o solo pastes del de papa como marca la tradición, tienes que probar solo para
confirmar que le dimos su toque especial al que llego de Inglaterra y que los guías te pueden
contar paseando por el Panteón Ingles.
La Ciudad de Pachuca tiene sin duda modernidad, reúne tradición en sus barrios
fundacionales donde también hacen unas chalupas excepcionales o puedes comer comida
de especialidad en los grandes restaurantes de los chefs profesionales.
Si hablamos de Hidalgo, siempre el maguey es tema obligado y debemos mencionar en
nuestra historia los llanos de Apan, adornados con las haciendas pulqueras de gran
importancia cultural; Tepeapulco y Zempoala conservan su pulque y no se quedan atrás y
de comida pues una burra, pero de pan debes probar, un platillo de los pocos que te
comparte el tlachiquero es un ximbote relleno, que si lo acompañas a la tanda hasta un
chinicuil para la salsa te saca y si tienes suerte puedes ver la arquería del Padre Tembleque
en este paisaje magueyero digno de sacar la foto del recuerdo; en Singuilucan llegarás al
tinacal para hacer un buen curado de cualquier grano o de frutas sin igual.
Otro escenario del maguey sin duda es el Valle del Mezquital que en Actopan y su convento
lo encuentras en un ximbo de pollo con sus cueritos saliendo de horno, otra forma de utilizar
la penca del maguey muy hidalguense es al hacer barbacoa de borrego, que para eso aquí
se ocupa el de pastoreo y de ahí la calidad de nuestro taco y el mejor que puedes probar,
pues por supuesto es el Hidalgo; esta región está llena de sorpresas pues alberga el más
importante evento gastronómico de la cocina tradicional ¿has imaginado ver a más de mil
cocineras de la cultura Otomí juntas?, mostrando a los visitantes sus platillos con
ingredientes que ellas recolectan como flores de gualumbo, garambullo, palma, calabaza,
entre otras o insectos como chinicuiles, chicharras, hormigas, escamoles, xahuis, etc. O solo
para que se te antoje un caldo de víbora de cascabel, un mixiote de ardilla, o un xincoyote
asado, y de la cocina dulce no se diga, La Muestra Gastronómica de Santiago de Anaya te
permite probar panque de nopal, gelatina de aguamiel postres con xoconostles y como te
darás cuenta, ellas utilizan al cien por ciento los recursos del campo y su gran técnica de
cocineras tradicionales. Así nació también en Francisco I. Madero la gordita de panza de res
que si visitas Tepatepec es la reina de las gorditas de esa zona productora de maíz de
nuestro Estado.
Yéndote más lejos vas a descubrir el origen del cabrito asado en Huichapan junto a su
carnavalito y por ahí unas carnitas de res con colonche o colorado en Nopala, hará tu viaje
inesperado con unos munguises que son cueritos empencados; los oficios son también
nuestro orgullo por que por aquí hay queseros y pasteleros que llenan de sabor su
comunidad o las tamaleras de Tetepango que comparten su tradición con un sin fin de
sabores de este platillo muy mexicano.
Nuestros paisajes en Hidalgo son un gran recurso ya que los bosques en temporada de
lluvias nos regalan hongos que las nanacateras o recolectoras utilizan para deleitarte, así en
Acaxochitlán podrás disfrutar un pascal con hongo con sus molotes de papa que es
fenomenal, sin dejar de mencionar un rico caldito que podrás saborear en la comunidad de
Nopalillo en Epazoyucan o un guiso de San Miguel Cerezo donde pocos pachuqueños
saben de eso, o que decir de la quesadilla del mercado en Mineral de Chico.
Cerca de Tulancingo también hay de esto, un guajolote y su historia de platillo regional, al
pasar por un queso de Acatlán o en Santa Ana Hueytlalpan que también tiene su guajolote,
pero en guiso de mole y hasta los dedos te hace chupar, pero antes de dejar este lugar toma
camino a la Sierra de Tenango por un pescado en hoja santa sin olvidar el aguardiente de
Agua Blanca para los más valientes o como en La Misión descubre el proceso de secado del
chile rallado que da sabor a los guisos de nuestro Estado. Lo más rico de nuestra cocina es
la experiencia que te deja probar la comida que ofrece nuestra gente que con el mismo amor
se brinda al paseante que al residente en este bello Hidalgo Mágico.